En Europa, gran parte de las prácticas de etiqueta también giran en torno a lo que se debe y no se debe hacer cuando se come delante de otros. Al igual que en Egipto, los portugueses no ven bien que se pida sal para la comida. Esta práctica se traslada también a Italia, pero en lugar de sal, es parmesano. Pedir más queso se considera como un insulto.
Aunque muchos de nosotros aceptamos la idea de comer ciertas cosas con las manos, en Noruega está totalmente prohibido y es obligatorio utilizar cubiertos en todo momento. Además, en muchos países la gente se molesta de que algunos terminen de comer eructando ruidosamente, sin embargo, en Islandia esto se considera como un cumplido para el chef.
Los regalos también son un tema a considerar en los países europeos, sobre todo en lo que no se debe regalar. Por ejemplo, las flores, aunque son un muy buen detalle en la mayoría de culturas, en algunos lugares le dan significado al número que se entregue y al color. En países del este, como Letonia, Lituania y Eslovaquia, no hay que regalar un número impar de flores. En Bulgaria, dar flores amarillas se considera un paso en falso, ya que suele interpretarse como una señal de odio. Del mismo modo, en los Países Bajos hay que tener cuidado con el objeto que se elige como regalo, ya que creen que si se regala a alguien algo afilado o puntiagudo, puede dar mala suerte.